martes, 29 de abril de 2014

Sesión 1699ª. Federico Leal. Presentado por Javier Lostalé.






Tertulia Literaria Hispanoamericana
Rafael Montesinos


Curso LX
La Directora de la Fundación de Colegios Mayores MAEC-AECID
y la Directora de la T. L. H. Rafael Montesinos

se complacen en invitarle a la
sesión 1699ª

Martes, 25 de marzo de 2014 - 19´30 horas


Federico Leal  leerá poemas publicados e inéditos.

Presentado por Javier  Lostalé



Tertulia Literaria Hispanoamericana Rafael Montesinos
Colegio Mayor “Nuestra Señora de Guadalupe”
Avenida de Séneca, 4       28040-Madrid
*****






Federico  Leal, Marisa Calvo  y  Javier Lostalé

































































EPIGRAMA

Nadadores en la lisura del agua,
aunque compitan dándose la espalda
con libros amuletos, se deslizan
los amigos que sólo este afán tienen:
Ser bien reconocidos como excelsos.
Y unos a otros se llaman poetas
y qué locos están y qué ciegos.



PISCINA Y SAUCE

Vibra su copa al viento aún cálido de septiembre.
Bajo su sombra, yacente boca arriba
leo en las hojas de sus ramas como en páginas escritas.
Ellas me turban más que cualquier libro
de aquellos que contuvo el anaquel
de una casa en otro tiempo mía.

En este lado el agua lisa
y arriba nubes ambulantes.
Nos dicen que hay que vivir el presente.
Pero dónde y cómo escanciar un sueño
si vivir es aprender del pasado.

Tendido sobre la blandura del césped.
Absorto entre las ramas de este sauce
ajeno a todas nuestras mezquindades


       FEDERICO  LEAL
























BRASAS QUE SE APAGAN

Fuimos hechos de cieno y estampidas
para no estar nunca satisfechos.
Como tolvanera espejeante,
cuyos remolinos de luz se filtran,
veo todo lo que hiciste de mí:
un tipo desconfiado, sin escrúpulos
y con el sexo siempre a punto de estallar.
Oxidado en perpetuas nostalgias que se orean
como las de los trenes y las ropas al sol.
Llegué hasta ti celoso, bien armado
para conquistar tu sangre de hierro.
Cuando no eras más que mi reflejo
combinado de luz imaginaria.
Mi propio ardor de ser otro en tu carne.




VARIACIONES SOBRE LOS MUERTOS I

Julio, suave sonar de fuentes y encinares.
Otro encaje de luz se filtra bajo las hojas.
Tendido en la hamaca
me llega el silbido del cedro que apenas se agita.
¿Por qué salir más allá del porche?
La sierra azul y el mundo al alcance de la vista.
Y aunque se oye difuso el tren de las dos
el pueblo queda lejos.
Y todo es sosiego, lealtad de granito milenario
fresco aún en la fiesta del mediodía.
Es la casa del padre que dormita a la sombra.

No sabes cuántas veces quise traerte a este refugio.
Cuánto derroche de razones para convencerte.
Ahora que de nada ya sirve
bendigo la distancia que de ti me aparta.
Ahora que ya a nadie más busco
este día celebro colmado de fe.

           FEDERICO  LEAL














NOCTURNO

Oigo música para llamar al silencio;
esta noche lo invoca el canto de los grillos
que se ocultan detrás del escombro del parque.
Que se hospedan aquí pese al brutal rugido
de la ciudad que sin razón amamos
y que ya es imbatible en su fracaso.

Julio exhala su ardor rojo y noctívago
y es como si en su combustión anunciase
que hemos de estar para algo más en esta vida.
Para algo más que una ilusión invicta
entre el arbusto cuajado de espliego y la palabra.
Para no siempre ceder ante las cosas del mundo
que a menudo significa renunciar a ser libres.
¿Cómo entender si no el prodigio del martín pescador,
del águila o la libélula sobrevolando el pantano?
¿Cómo explicar el milagro de la música
prendido en los zapatos de baile de un mendigo?

Esa misma música me dice:
Oscura incertidumbre que resuelta
por la noche nos acosas
sin dejar rastro en el tiempo.

No es posible buscar desde el abismo.
Una pletórica indulgencia encuentro a cambio,
densa y estéril como frutos de arizónica
que liban las polillas embaucadas por su olor.
- un olor que se masca como goma arábiga -

Ni el disco solar ni la noche me alumbran,
ni me habla tu voz por ningún recodo
pero tampoco, has de saber,
se ensombrece la hora del relevo.


CENTRO DE MAYORES


Aunque todo lo que no se prohiba
será  ya de obligado cumplimiento,
ésta no es mi guerra
-me dije- .
De hecho sólo me importa
lo que me llega desde la nueva aplicación
para teléfonos inteligentes.
Pero entonces
por qué sigo contando ancianos analógicos
danzando en sillas de ruedas.
No es un morbo extravagante, no.
Ellos son la  verdadera atracción de este Centro.
Y en ellos sólo veo el porvenir
desde esta ventana que opera como bola de cristal.
Los observo extasiado mientras palpo
la redondez del piercing en mi ombligo.
Mientras desahucian a mi padre
de la certeza de volver a andar.

      FEDERICO  LEAL
















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