Tertulia Literaria Hispanoamericana
Rafael Montesinos
Curso LIX
Rafael Montesinos
Curso LIX
La Directora de la Fundación de Colegios Mayores MAEC-AECID
y la Directora de la T. L. H. Rafael Montesinos
se complacen en invitarle a la
sesión 1668ª
Martes, 15 noviembre de 2011 - 19´30 horas
inauguración del quincuagésimo noveno curso, 2011-20
se complacen en invitarle a la
sesión 1668ª
Martes, 15 noviembre de 2011 - 19´30 horas
inauguración del quincuagésimo noveno curso, 2011-20
La poesía de Luis Rosales
con la intervención de
con la intervención de
Luis Rosales Fouz y Guadalupe Grande
VIVO DE SOPETÓN PUES NO ME EXPLICO CÓMO HE LLEGADO
A ESTA CIUDAD,
y es indudable
que en el momento mismo de nacer comienza la extrañeza,
y cada vez es más difunta,
más penetrante
y más buida,
ya que los vivos salen de los muertos y yo no sé de dónde
salgo,
no sé de dónde vengo,
aunque un parto es distinto de una supuración
y un muerto puede tramitar un niño.
Como no entiendo nada y quisiera encontrar un asidero
miro el rótulo de la calle,
es un rótulo de cerámica y su nombre parece una alusión:
Calle de los Desamparados,
aunque para ayudar no empieza bien: está cerrada a cal y
canto
-la he examinado atentamente-,
no hay una puerta abierta;
barandas y azoteas que de noche brillarán con la luna,
y el mar, ¿dónde está el mar?
su resumen se advierte en todas partes
pero sólo al trasluz:
la claridad del aire es un examen de conciencia.
LUIS ROSALES
Fragmento de La carta entera.
Madrid, 1980.
A ESTA CIUDAD,
y es indudable
que en el momento mismo de nacer comienza la extrañeza,
y cada vez es más difunta,
más penetrante
y más buida,
ya que los vivos salen de los muertos y yo no sé de dónde
salgo,
no sé de dónde vengo,
aunque un parto es distinto de una supuración
y un muerto puede tramitar un niño.
Como no entiendo nada y quisiera encontrar un asidero
miro el rótulo de la calle,
es un rótulo de cerámica y su nombre parece una alusión:
Calle de los Desamparados,
aunque para ayudar no empieza bien: está cerrada a cal y
canto
-la he examinado atentamente-,
no hay una puerta abierta;
barandas y azoteas que de noche brillarán con la luna,
y el mar, ¿dónde está el mar?
su resumen se advierte en todas partes
pero sólo al trasluz:
la claridad del aire es un examen de conciencia.
LUIS ROSALES
Fragmento de La carta entera.
Madrid, 1980.
CINCELARON LA LOSA CON PALABRAS;
el muerto estaba dentro,
y era inútil tratar de amordazarlo con su nombre.
No basta que callemos y además no es posible callar,
si el silencio representa la inocencia perdida, la palabra
representa la inocencia culpable,
para hacernos callar tienen que amortizarnos.
Sin embargo nunca se puede estar seguro de esta
amortización
pues los muertos difieren en su capacidad de permanencia,
algunos son demasiado veloces,
y hay que decirlo sin tapujos:
algunos muertos son efímeros, otros son pesimistas y otros
son muertos diferidos.
Todos sabéis que en nuestros días nos negocian a bajo precio,
aunque tal vez no baste negociarnos,
pues yo vi un día de sol levantarse las letras que formaban
mi nombre en una lápida,
levantarse y volar en torno mío,
y el aire se iba haciendo más relativo cada vez,
y las letras volaban igual que las abejas,
quiero decir que parecía volar con bastante dificultad
como si se arrastraran en el aire,
luego volvieron a reunirse sobre el mármol para formar mi
nombre en una lengua nueva,
así se distraían,
y el vuelo aquel, al parecer inútil, fue mi licenciatura como
aprendiz de muerto.
LUIS ROSALES
Fragmento de Un rostro en cada ola.
Melilla, 1982.
el muerto estaba dentro,
y era inútil tratar de amordazarlo con su nombre.
No basta que callemos y además no es posible callar,
si el silencio representa la inocencia perdida, la palabra
representa la inocencia culpable,
para hacernos callar tienen que amortizarnos.
Sin embargo nunca se puede estar seguro de esta
amortización
pues los muertos difieren en su capacidad de permanencia,
algunos son demasiado veloces,
y hay que decirlo sin tapujos:
algunos muertos son efímeros, otros son pesimistas y otros
son muertos diferidos.
Todos sabéis que en nuestros días nos negocian a bajo precio,
aunque tal vez no baste negociarnos,
pues yo vi un día de sol levantarse las letras que formaban
mi nombre en una lápida,
levantarse y volar en torno mío,
y el aire se iba haciendo más relativo cada vez,
y las letras volaban igual que las abejas,
quiero decir que parecía volar con bastante dificultad
como si se arrastraran en el aire,
luego volvieron a reunirse sobre el mármol para formar mi
nombre en una lengua nueva,
así se distraían,
y el vuelo aquel, al parecer inútil, fue mi licenciatura como
aprendiz de muerto.
LUIS ROSALES
Fragmento de Un rostro en cada ola.
Melilla, 1982.
Araceli Pereda (Directora de la Fundación
de Colegios Mayores MAEC-AECID),
Marisa Calvo (Directora de la Tertulia L.H. Rafael Montesinos)
y
Guadalupe Grande
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